Cuando Reino Unido entregó Hong Kong a China en 1997, el territorio fue considerado un modelo que muchos en Asia querían emular: una región próspera y moderna que era una intersección entre Oriente y Occidente.
Bajo el lema de «un un país, dos sistemas», Pekín se comprometió a garantizar las libertades civiles del territorio durante los siguientes 50 años.
A pesar de las dudas que muchos se plantearon sobre cómo esta región podría sobrevivir a la «China autoritaria», las cosas funcionaron en las siguientes décadas y la «región administrativa especial» se convirtió en una importante área estratégica para China.
Para principios del año 2000, Hong Kong no sólo era el tercer centro financiero más importante del mundo después de Nueva York y Londres.
También era el puerto de contenedores más concurrido del planeta. Desde allí salían y entraban los productos hacia y desde China continental.
Tal como explica Howard Zhang, editor del Servicio Chino de la BBC, «en las últimas décadas Pekín se ha beneficiado enormemente de esta relativa independencia de Hong Kong y el territorio es clave para la economía china tanto en términos comerciales como financieros».
La independencia del Estado de derecho y del poder judicial de la excolonia lo hacen un lugar seguro para las compañías que desean invertir en China. Pero además, como explica Zhang, la región recibe un tratamiento especial de Estados Unidos en términos comerciales, de aduanas y tecnología.
«Hong Kong se ha convertido en un actor muy útil en la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China», dice Zhang, «porque este último ha podido evitar los aranceles impuestos por Washington en sus productos tecnológicos cuando estos pasan por Hong Kong».
Estatus especial
Este «tratamiento especial» se debe a la llamada Ley de Política de Hong Kongpromulgada por el Congreso estadounidense después de la entrega del territorio a China.
La ley otorga a Hong Kong un estatus especial de «entidad no soberana», lo que permite a Estados Unidos tratar al territorio de forma separada de China continental en lo que se refiere a asuntos comerciales y económicos.
Esto quiere decir que el territorio mantiene su propio sistema de control de exportaciones, siempre y cuando se adapte a los estándares internacionales.
¿Cómo ha crecido el déficit comercial de Estados Unidos?
Estados Unidos, que acusa a China de prácticas comerciales desleales, inició una guerra comercial contra China el año pasado.
Washington no solo acusa a Pekín de robar la propiedad intelectual de muchos productos estadounidenses, sino que quiere que el gigante asiático haga cambios en sus políticas económicas porque asegura que las actuales favorecen a las compañías estatales chinas mediante un sistema de subsidios.
Estados Unidos quiere que China compre más productos estadounidenses para frenar su elevado déficit comercial de US$419.000 millones con Pekín.
El déficit comercial es la diferencia entre la cantidad de productos que Estados Unidos importa de otros países y la cantidad de productos que exporta a otros países. Reducir esa brecha es una parte clave de las políticas comerciales del presidente Trump.
¿Qué aranceles se han impuesto hasta ahora?
Estados Unidos impuso aranceles a productos por valor de un total de US$250.000 millones el año pasado. El gobierno chino respondió con aranceles a productos estadounidenses por valor de US$110.000 millones.
A principios de este año debían haberse elevado del 10 al 25% aranceles en productos chinos por valor de US$200.000 millones, pero finalmente ese alza se retrasó.
Ahora, Trump ha vuelto a decir que el planeado aumento se mantiene porque las negociaciones con Pekín avanzan «muy lentamente».
¿Qué productos podrían verse afectados?
Los productos chinos afectados por los aranceles estadounidenses desde el comienzo de la guerra comercial han sido de muy diversa índole, desde maquinaria hasta motocicletas.
En la última ronda, Estados Unidos impuso aranceles del 10% a productos chinos por un valor de US$200.000 millones. Aquí se incluían pescado, bolsos, ropa y calzado. Son estos bienes los que pueden ver subir el arancel hasta el 25% si se cumplen las amenazas de Trump.
China acusa a Estados Unidos de haber comenzado la mayor guerra comercial de la historia. Y ha respondido con aranceles a productos estadounidenses, desde material químico hasta verduras y whiskey.
También ha impuesto sanciones de forma estratégica, elevando los aranceles de los productos y bienes que se producen en distritos bajo el mandato del Partido Republicano, el mismo que el de Trump, o en productos que pueden obtenerse fácilmente en otros mercados, como la soja.
Pero los enfrentamientos comerciales con China son solo un ejemplo de otros que el año pasado Estados Unidos inició con otros países.
Trump ha impuesto aranceles a productos importados desde México, Canadá y la Unión Europea. Con ellos busca animar a que los consumidores compren más productos cultivados y manufacturados en Estados Unidos.
La respuesta de estos países fue aprobar también aranceles sobre algunos productos estadounidenses.